Un análisis de cien millones de registros médicos de Estados Unidos revela que las tasas de autismo y discapacidad intelectual (ID, por sus siglas en inglés) están correlacionadas, a nivel de municipio, con la incidencia de malformaciones genitales en varones recién nacidos, un indicador de la posible exposición congénita a factores ambientales nocivos como los pesticidas.
Las tasas de autismo, tras ajustar por género, etnia y factores socioeconómicos y geopolíticos, crecieron un 283 por ciento por cada aumento del uno por ciento en la frecuencia de malformaciones en un municipio y las tasas de discapacidad intelectual subieron un 94 por ciento. Se observaron también ligeros aumentos en las tasas de autismo y discapacidad intelectual en los núcleos urbanos más ricos y pudientes.
El estudio, publicado por científicos de la Universidad de Chicago, en Estados Unidos, en la edición de este jueves de Plos Computational Biology, confirma un efecto dramático de los patrones de diagnóstico. Las tasas de incidencia para el autismo y la ID disminuyen en aproximadamente un 99 por ciento por persona en los estados con normas más estrictas sobre el diagnóstico de estos trastornos.
"El autismo parece estar fuertemente correlacionado con la tasa de malformaciones congénitas de los órganos genitales en los hombres en todo el país", afirma el autor del estudio, Andrey Rzhetsky, profesor de Medicina Genética y Genética Humana en la Universidad de Chicago. "Esto proporciona un indicador de la carga ambiental, cuyo efecto es sorprendentemente fuerte", añade.
Aunque el autismo y la discapacidad intelectual tienen componentes genéticos, se cree que las causas ambientales también desempeñan un papel en ambas condiciones. Para identificar posibles vínculos ambientales, Rzhetsky y su equipo analizaron un conjunto de datos de reclamaciones de seguros que cubrían casi a un tercio de la población de Estados Unidos, usando las malformaciones congénitas del sistema reproductivo en los hombres como un indicador de exposición de los padres a toxinas.
Los fetos masculinos son especialmente sensibles a toxinas análogas a las del plomo ambiental, hormonas sexuales, medicamentos y otras moléculas sintéticas. Se cree que la exposición de los padres a estas toxinas explica una gran parte de las malformaciones congénitas reproductivas, como hipospadias (la uretra en la cara inferior del pene), testículos no descendidos y micropene, entre otras.
Los investigadores crearon un punto de referencia estadístico de frecuencia del autismo y de la ID en todo el país y observaron las tasas reales de estos trastornos, condado por condado. El equipo encontró que cada aumento del uno por ciento de las malformaciones en un condado se asoció con un incremento del 283 por ciento en el autismo y el 94 por ciento de incremento en ID.
Casi todas las áreas con mayores tasas de autismo también tenían mayores cifras de ID, lo que, según los investigadores, corrobora la presencia de factores ambientales. Además, encontraron que los niños varones con autismo tenían casi seis veces más probabilidades de padecer malformaciones congénitas genitales mientras la incidencia en la mujer estaba vinculada con el aumento de las tasas de malformación, pero débilmente.
También se asociaron malformaciones congénitas no reproductivas e infecciones virales en los varones con aumentos de dos dígitos en el autismo y la ID. Los ingresos parecen tener un débil efecto, con cada mil dólares adicionales por encima del promedio del condado relacionados con alrededor de un aumento del 3 por ciento en el autismo e ID.
Un incremento del porcentaje de la población urbana en un condado también mostró una débil subida de las tasas. "Interpretamos los resultados de este estudio como una señal ambiental fuerte", concluye Rzhetsky.
Fuente: Servipress
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